Te presentamos a la mujer que está impulsando la cultura del skate en Tokio

Yo le daba a la BMX en el parque Komazawa y, un día, una chica que luego se convirtió en mi amiga me prestó una tabla vieja que estaba para el arrastre. En el BMX, los hombres son mayoría, y en lo que respecta a los trucos, a veces pensaba que los chicos podrían hacerlos, pero yo no. Por otro lado, en el skate había más mujeres y practicar juntas era muy divertido. La gente suele empezar en la adolescencia o a los veintipocos, pero yo tenía ya 29 años. En mi entorno hay chicas que han estado intentando hacerse profesionales con ayuda de sus padres desde que son pequeñas y otras que entrenan muy duro para las competiciones. Luego hay gente que solo quiere divertirse, como yo.

No importa el nivel de habilidad, la edad, la nacionalidad ni el sexo, cada quien hace lo que puede. Cuando a alguien por fin le sale un truco nuevo, todo el mundo se alegra. Era muy divertido y así me enganché. Con el tiempo, encadenarte a una jornada laboral de 8 horas diarias me pareció una tontería y me di cuenta de que es mejor dedicar tu vida a hacer lo que te gusta. Por eso quería pasar todo el tiempo posible divirtiéndome y, con la emoción del momento, dejé el trabajo. Ahora, aparte de cuando estoy haciendo algún trabajo por mi cuenta, practico con el skate cuando quiero y dedico mi tiempo libre a Skate Girls Snap.

La sensación de esforzarte en compañía para conseguir lo que sea. El skate no es un deporte de equipo, pero es divertido practicarlo con colegas. Así que, una vez empiezas, las barreras mentales, como pensar que te va a doler si te caes o que no pintas nada, pasan a un segundo plano. En el skatepark al que suelo ir, si alguien tiene algún problema, le hablo, da igual si nos conocemos o no. Además, aunque cada skater tiene un nivel diferente, nos enseñamos trucos entre todos. Vas al skatepark porque quieres divertirte y compartir esa intención hace que se disfrute aún más.

Al principio, el skate consistía en pasarlo bien en pleno paisaje urbano. Era una manera fenomenal de aprovechar lugares y cosas de la ciudad, como escaleras o barandillas. Por eso mucha gente dentro del skate cree que no es un deporte ni una competición. Es esa forma totalmente natural de jugar que une a la ciudad y sus habitantes.

Las mujeres de todo el mundo crean cultura con el skateboard, ya sea en el ámbito de la música o de la fotografía, pero no veía nada de eso en Japón y me daba mucha pena. Yo ya estaba en el mundillo de la fotografía y el cine, así que pensé: "si nadie más lo hace, ¿por qué no lo hago yo?" Entonces empecé a fotografiar a las chicas a mí alrededor mientras hacían skate, y tuvo muy buena acogida. A partir de ahí, creé un sitio web con una colección de retratos de las skaters que conocí.

El skateboard saca a relucir la individualidad de cada persona. Cómo patinan, su vestimenta, las zapatillas que llevan, e incluso el peinado. Cada persona es diferente. A mí me encantan las chicas que dicen: "Yo soy así y este es mi estilo de skate", así que quise crear un lugar en el que se pudiera ver más allá de los retratos: qué llevan puesto, qué les gusta hacer, el tipo de skateboard que usan y su estilo patinando. Quería trasmitir a las chicas la idea de que no tienen que amoldarse a un estereotipo de mujer skater que otras personas les imponen (por ejemplo, pensar que todas las chicas que practican skateboard visten igual). Pueden ponerse lo que quieran, decorar la tabla a su gusto y practicar skate como les dé la gana.

Los hombres siguen siendo mayoría en la industria del skate, pero, en Japón, las mujeres podemos participar y florecer de muchas formas diferentes. Mi esperanza es que Skate Girls Snap anime a hacerlo.

A mí me gusta el parque Komazawa, porque incluso aunque está cerca de Shibuya y tiene de todo, es gratis. Allí puedes conocer a todo tipo de personas: jóvenes y adultos, gente famosa y personas de diferentes países y con distintos empleos. Tokio es una ciudad donde te puedes encontrar individuos creativos y llenos de energía, skaters increíbles de todas partes del mundo, o gente que se ha mudado aquí para crear su propia cultura.

Opino que, en el futuro, sobre todo la gente joven iniciará todo tipo de proyectos interesantes. Por ejemplo, mi amiga skater de 20 años, Sara, ha inaugurado una revista online: SP8CE magazine. Hace entrevistas a personas que ha conocido gracias al skate y cuenta sus historias. No se ve a menudo a las skaters haciendo estas cosas en Japón, así que me parece muy importante.

La vida son dos días y quiero pasar todo el tiempo que pueda divirtiéndome. Skate Girls Snap y el skateboard son cosas que hago por amor, no porque nadie me lo haya pedido. No tengo la obligación de comunicar un mensaje concreto. Solo es que me encanta, de verdad. He podido hacer todo esto porque estoy siendo yo misma, y que eso ayude a otras personas me hace muy feliz.

Por eso mi próximo objetivo es tan simple: divertirme con el skate. No quiero patinar por obligación ni por dinero ni como trabajo. Si puedo ser fiel a mi misma y seguir haciendo skate con todo el mundo, no necesito más.