Cómo el entorno afecta tu dieta

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Última actualización: 30 de octubre de 2020

Por Nike Training

Lo que te rodea afecta lo que comes

Dónde comer: por qué tu entorno importa y cómo acomodarlo.

Piensa en la última vez que te saliste de tu camino en lo que respecta a la elección de comidas. ¿Estabas sentado? ¿Qué plato o recipiente estabas usando? ¿Qué música sonaba? ¿Con quién estabas? Tus respuestas importan.

"Nuestro entorno influye en nuestras elecciones mucho más de lo que creemos; es un controlador silencioso", afirma Krista Scott-Dixon, directora del programa de Precision Nutrition y educadora nutricional con casi 20 años de experiencia. "A menudo, creemos que hacemos malas elecciones porque no tenemos fuerza de voluntad, cuando, en realidad, es nuestro entorno inmediato el que afecta de forma drástica nuestro posible éxito".

"Nuestro entorno influye en nuestras elecciones mucho más de lo que creemos; es un controlador silencioso".

Krista Scott-Dixon, Precision Nutrition

Cuando Scott-Dixon habla de entorno, tal vez te imagines lo que te rodea físicamente. Y esa es una pieza importante del rompecabezas: la ubicación exacta (la cocina, la oficina, el automóvil). Y cómo es ese entorno influye en cómo y en qué comemos. Pero la ciencia muestra que hay otros pequeños detalles clave que también afectan nuestras decisiones relativas a la dieta, y es importante tener en cuenta todos para comer de forma más saludable.

Comienza con el lugar.

Una cocina desordenada y llena de cosas puede llevarte a hacer malas elecciones de comida en un santiamén, simplemente porque no encuentras o no puedes acceder con facilidad a lo que necesitas para comer de manera saludable, afirma Scott-Dixon. "Nunca te harás un batido verde si la batidora está tapada por el desorden de la encimera y el correo", dice.

Es importante tener un espacio limpio y libre de distracciones. Come mirando televisión, trabajando en la computadora o hablando por teléfono y no estarás presente en esa comida ni te sentirás satisfecho, según un estudio publicado en la revista de nutrición Appetite. Esto te hará mucho más propenso a querer comer un tentempié más tarde.

"Nunca te harás un batido verde si la batidora está tapada por el desorden de la encimera y el correo".

Krista Scott-Dixon, Precision Nutrition

El concepto también es cierto para las comidas al paso. Come una barra energética mientras estás ocupado haciendo otras cosas y seguramente querrás volver a comer más tarde. Según investigadores británicos especializados en el tema, eso es porque la mente nunca registró haber comido una comida real y esa insatisfacción es la que te hace buscar más comida después.

Lo que te rodea afecta lo que comes

La presentación es importante.

La vajilla marca la diferencia. Si bien los recipientes, platos y tazas modernos y extragrandes se ven geniales, subconscientemente podrían llevarte a comer mucho más de lo que normalmente comerías, de acuerdo con un metaanálisis de la Universidad de Cambridge de más de 60 estudios.

Tanto es así que los investigadores hallaron que incluso si solo nos sirviéramos porciones en una vajilla pequeña, podríamos reducir nuestro consumo total de comida en hasta 218 calorías por día.

Investigaciones anteriores han concluido que hasta el color de la vajilla produce un efecto: si comes arroz en un plato blanco, no notarás realmente cuánto estás comiendo. Pon ese mismo arroz en un plato oscuro y serás mucho más consciente de cuánta comida desaparece a medida que comes. Según los expertos, la clave es diferenciar el color de la comida de la vajilla que uses cada vez que puedas. La conclusión: comer comidas muy nutritivas de colores brillantes en platos comunes de color blanco siempre tendrá buenos resultados.

Escucha a tus sentidos.

Nuestro entorno también encapsula a otros sentidos. Por ejemplo, la audición juega un papel importante. ¿Escuchas la televisión de fondo en la cocina? ¿Estás escuchando música a un volumen alto mientras comes un tentempié? Estos escenarios pueden provocar que comas más, e incluso comidas menos saludables, según sugiere un estudio reciente publicado en el Journal de la Academy of Marketing Sciences.

El sonido fuerte eleva nuestra frecuencia cardíaca y genera una respuesta al estrés, explican los autores del estudio. Esto puede provocar que comamos más y más rápido de manera inconsciente y que elijamos comidas gratificantes y con mayor cantidad de calorías y grasas.

¿Quién come contigo?

Por último, el entorno social que creas, las personas que comen contigo y el motivo por el que comen juntos también son importantes. Estudios recientes demostraron que cuando compartimos una comida con personas que comen de manera más saludable, es más factible que hagamos buenas elecciones alimenticias. Lo contrario también es cierto: comer con amigos que comen comida chatarra y beben alcohol nos invita a hacer lo mismo.

En este momento, no tenemos mucha opción de elegir con quién comemos y eso también puede tener un impacto en nuestras dietas, afirma Scott-Dixon. Todo esto puede resumirse así: para comer lo más saludablemente posible debes prestar atención a lo que te rodea.

Lo que te rodea afecta lo que comes

"No aspiro a tener el entorno perfecto para comer cada comida, solo aspiro a comer un poco mejor, cada vez con más frecuencia".

Krista Scott-Dixon, Precision Nutrition

Todo esto puede resumirse así: para comer lo más saludablemente posible, debes prestar atención a lo que te rodea.

"Ahí es donde imagino un continuo", afirma Scott-Dixon. "No aspiro a tener el entorno perfecto en cada comida, solo aspiro a comer un poco mejor, cada vez con más frecuencia". Esto podría ser comer alejado del escritorio un día a la semana más de lo que lo haces ahora. O, si acostumbras navegar por las redes sociales durante la cena, deja el dispositivo a un lado una vez por semana.

¿El objetivo de todo esto? No hace falta que hagas enormes cambios en tu entorno para sentirte más presente, tranquilo y propenso a tomar elecciones más saludables. Comienza con las pequeñas cosas. Haz que el lugar para comer esté impecable y sea acogedor. Limita las distracciones. Ten en cuenta la vajilla, el ruido de fondo, con quién comes. Seguir estos pequeños pasos para mejorar el entorno creará una dinámica constante y positiva que, a largo plazo, te llevará a obtener grandes logros.

Conviértelo en un hábito: Piensa en un pequeño cambio positivo que puedes hacer en tu entorno, como sentarte a la mesa al menos para una comida al día. Ancla este nuevo comportamiento a un hábito que ya tengas, como controlar la hora en que comienzas a comer en tu celular. Así, cuando mires tu celular, pensarás: "¡hora de sentarme!". Cada vez que lo logres con éxito, recuerda felicitarte; esto te ayudará a mantener la rutina.

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Publicado originalmente: 27 de abril de 2020

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