Un monje budista corre en busca de la claridad espiritual por las montañas de Japón

En las calles de Nagano, Yukai Shimizu es conocido por dos cosas: es el simpático runner que saluda cada mañana y el monje del templo de Zenkoji. Y aunque pueda parecer increíble que tenga devoción por ambas disciplinas, para Yukai son totalmente complementarias.

Los motivos de Yukai para correr son importantes. Como monje, a menudo debe aconsejar a las personas de su comunidad que están pasando por dificultades, una responsabilidad que pesa mucho sobre él. Aunque a veces se plantee si es digno de estar en esa posición, correr le proporciona un momento para centrarse en sí mismo y conectar con su "yo" interior. "Algunas personas tienen problemas difíciles de resolver. Si estoy en paz conmigo mismo, puedo guiarlas para aceptar su dolor o hacer frente a sus propias dificultades”, comenta Yukai. Al mismo tiempo que correr lo ayuda a lidiar con sus inseguridades, su experiencia sirve de apoyo a los demás para afrontar las suyas.

Para Yukai, correr también es una forma de mantener una profunda conexión con el mundo natural. Sus rutas son impresionantes. Corre por los senderos pintorescos que dibujan las montañas de Nagano. Y cada vez que corona la cima se deja sorprender por su belleza. "Gracias al running, puedo disfrutar del paisaje más bonito del mundo", añade.

Yukai, que ahora tiene 46 años, sigue corriendo a diario para disfrutar y apreciar aquello que más le gusta hacer. Comer con su familia, beber una cerveza mientras ve un partido y vivir siempre el presente. "Soy monje y, para mí, correr significa vivir en el presente. Esa es una de las enseñanzas del budismo y tiene un efecto positivo en mí".

En el vídeo anterior, Yukai nos cuenta su historia y nos enseña que correr y buscar la claridad espiritual no son cosas tan diferentes.